El 20 de febrero de 2019, Samir Flores Soberanes, comunicador comunitario, opositor del Proyecto Integral Morelos y defensor incansable de la vida y los territorios, se convirtió en una víctima más del sistema capitalista, extractivista. Su asesinato no fue un hecho aislado, sino un crimen de Estado, resultado de un modelo que impone megaproyectos destructivos, impulsados por las grandes corporaciones transnacionales que avanza sin freno sobre nuestras comunidades. A seis años de su ejecución, la impunidad prevalece, mientras los megaproyectos de muerte continúan expandiéndose sin freno sobre las comunidades con la complicidad del Estado y las corporaciones transnacionales.
El asesinato aun sin justicia es evidencia de la constante violencia estructural contra aquellos que se oponen al modelo neoliberal extractivista. Este sistema se alimenta de la destrucción de la naturaleza y el despojo de las comunidades, como se evidencia en los megaproyectos energéticos, mineros y de infraestructura, desplazando a pueblos enteros, contaminando fuentes de agua, destruyendo ecosistemas y militarizando los territorios. Estos proyectos, que se presentan bajo la máscara del «Plan Nacional de Desarrollo» de cada sexenio, sin importar del partido o genero de quien esté en el poder, son en realidad proyectos de muerte que benefician a un pequeño grupo de corporaciones mientras arrasan con la forma de vida de millones, imponiendo una lógica de devastación que ignora la voz de los pueblos, deja infiernos ambientales y asesina a quienes luchan por la vida.
A pesar de ello, la resistencia en los territorios donde Samir luchó sigue viva. Las comunidades de la región de Morelos, Puebla y Tlaxcala continúan enfrentándose a este megaproyecto energético e hidroextractivista. La resistencia y rebeldía siguen siendo actos de supervivencia frente a la maquinaria de muerte.
La crisis civilizatoria que enfrentamos hoy, es resultado directo de la acumulación capitalista que han llevado al límite los ecosistemas del planeta. Resistir a este modelo no es una opción, es una necesidad histórica.
En este contexto, desde “Ciencia para el Pueblo” consideramos que el papel de la comunidad académica y científica es crucial. No es suficiente con producir conocimiento si este se mantiene en el marco de la neutralidad cómplice. Es imperativo que las científicas y los científicos comprometidos nos posicionemos abiertamente en defensa de las comunidades y los territorios, aportando herramientas para documentar, denunciar y resistir la imposición de proyectos ecocidas. La investigación no puede seguir respondiendo a los intereses de las corporaciones y el estado que facilitan el saqueo, sino que debe transformarse en una ciencia para y desde el pueblo, una ciencia insurgente que contribuya a fortalecer las luchas comunitarias, que visibilicen la violencia estructural, los efectos y riesgos que acompañan a los megaproyectos.
Samir Flores nos dejó un legado de dignidad y rebeldía. Hoy, su ejemplo nos llama a redoblar esfuerzos para detener la maquinaria de explotación, desprecio, despojo y represión. Nos invita también a seguir luchando contra la impunidad y a apoyar en la construcción de autonomías en los territorios en resistencia.
Desde Ciencia para el Pueblo – México extendemos un saludo combativo y fraterno a todas las personas, comunidades y organizaciones reunidas en el Encuentro Global por el Clima y la Vida en Oaxaca. Nos sumamos al llamado urgente de construir alternativas reales frente a la crisis climática que, como bien sabemos, no será resuelta en los lujosos salones de las Conferencias de las Partes, o COP (Conference of the Parties, por sus siglas del inglés), donde las negociaciones se alejan cada vez más de las necesidades de nuestros pueblos y territorios.
En este espacio nos unimos para resistir y visibilizar que los pueblos del Sur Global hemos sido los más impactados por las decisiones de aquellos que abogando por la “transición verde” continúan imponiendo megaproyectos y falsas soluciones que perpetúan la lógica de mercantilización, despojo, explotación, extractivismo, y colonialismo, desprecio y represión. Desde Ciencia para el Pueblo México sabemos que la verdadera transformación viene desde abajo, desde la resistencia cotidiana y la organización colectiva.
Es nuestro deseo que este encuentro refuerce las redes de lucha y solidaridad en defensa de la tierra, el agua y la vida. Nos inspira y nos da esperanza saber que aquí, lejos de los intereses corporativos, construimos un espacio donde la autonomía, la autodeterminación y el respeto mutuo se vuelven los pilares para la construcción de un futuro común, un futuro donde muchos mundos y sentipensares sean posibles.
Con convicción y energía para seguir en esta lucha compartida, Ciencia para el Pueblo México se une a ustedes, reconociendo la importancia de caminar juntas, juntes y juntos, cuestionando y combatiendo los sistemas que amenazan la vida misma así como tejiendo desde abajo nuevas posibilidades.
¡Por la defensa de nuestros territorios, de nuestra historia y de nuestro futuro!
¡Que este Encuentro siembre semillas que florezcan en cada rincón del planeta!
DECLARACIÓN POLÍTICA DE CIENCIA PARA EL PUEBLO – MÉXICO
El panorama político de nuestro país transita por una aguda polarización entre la desfondada derecha tradicional y el ascendente bloque en torno al actual partido gobernante. La histórica elección de la primera mujer presidenta de México y la mayoría calificada de Morena y sus aliados en el Congreso continúan la ola de legitimidad de la opción que gran parte del campo popular ha identificado como vía de superación de décadas de neoliberalismo, y que ya se instaura como un nuevo régimen político con posibilidad de prolongarse por más sexenios. Sin embargo, el distribucionismo a través de programas sociales, el desplazamiento de viejas cúpulas anquilosadas en instancias como el Poder Judicial y el Instituto Nacional Electoral, y los aspectos positivos de algunas reformas parciales y programas productivos ocurren a la par de megaproyectos ecocidas, el creciente empoderamiento de las fuerzas armadas, el pago de una enorme e ilegítima deuda pública, la autonomía del banco central y la instauración de un partido de estado. En los hechos no existe un cambio ni estructural, de régimen de propiedad, empoderamiento popular, interacción sociedad-naturaleza ni de orientación del sistema en general que justifique la autodenominación propagandística de “Cuarta Transformación”, como si fuera equiparable en contenido y profundidad a la Revolución de Independencia, la Reforma y la Revolución Mexicana.
La hegemonía del partido en el poder ha llevado a la desmovilización y subordinación de amplios sectores, incluyendo organizaciones otrora críticas e independientes, como la ya disuelta Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad, varios de cuyos referentes entraron al gobierno. A la vez que se forma un nuevo corporativismo con las viejas organizaciones del sindicalismo priísta y las masas clientelares en torno a programas sociales y productivos, se hace eco de una narrativa chantajista según la cual toda crítica al gobierno “le hace el juego a la derecha”, pretendiendo equiparar a las legítimas reivindicaciones de ambientalistas, sindicatos independientes, feministas y familiares de personas desaparecidas con los intereses de oligarcas y políticos. Deplorable es que no haya verdad ni justicia en el caso de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa y los jóvenes asesinados hace ya 10 años en la Noche de Iguala, siendo que el ahora expresidente Andrés Manuel López Obrador se comprometió a resolver el caso, lejos de lo cual intentó imponer su propia “verdad histórica”, defendió al ejército, dividió a los padres y denostó tanto a sus abogados como al Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes y a las organizaciones de derechos humanos.
Para mayor complicación, y contrario a la autocomplacencia del discurso oficial, el país se encuentra desgarrado por los carteles, que controlan amplias extensiones territoriales, desapareciendo y asesinando periodistas, ambientalistas, funcionarios locales y líderes comunitarios. La violencia narcoparamilitar es la forma actual de expansión del capital para despojar a las comunidades campesinas de sus recursos, erosionar el tejido social y reprimir e inhibir cualquier resistencia organizada. En regiones como la costa michoacana, los ataques con armas de grueso calibre y drones han puesto en estado de sitio a pueblos enteros, como Coahuayula, en tanto que en Chiapas la catástrofe humanitaria por el desplazamiento forzado de poblaciones, el hostigamiento a las bases zapatistas y las disputas entre grupos armados tiene a dicho estado al borde de una guerra civil.
Ante este escenario, nos posicionamos al lado de los sectores en resistencia; de los pueblos en defensa del territorio, de los movimientos contra el ecocidio, de los sindicatos independientes y combativos, del movimiento feminista y amplio de mujeres, de los comités de defensa de los derechos humanos y por la búsqueda de desaparecidos, del estudiantado y de los referentes que luchan por la paz. Buscamos politizar y movilizar a la comunidad científica y técnica por sus propios intereses como parte de la clase trabajadora, vinculándola activamente con los procesos de autoorganización y lucha que se gestan en el campo popular. Como activistas con formación en las distintas ciencias, ingenierías y humanidades, queremos sumar creativamente a la inventiva e inteligencia colectiva de los movimientos sociales; es preciso hacer ciencia no para las corporaciones transnacionales, sino con, desde y para el pueblo. Así mismo, reafirmamos nuestra completa independencia política respecto a los partidos del sistema electoral y de los distintos sectores de la clase capitalista que estos representan, y en ese sentido, contribuimos a la articulación de un polo social abajo y a la izquierda que rompa la dicotomía entre el bloque gobernante y la derecha, abriendo un proceso de transformación profunda de la sociedad. Un primer paso en esa dirección es extender la solidaridad dentro y más allá de las fronteras, socializar el conocimiento y la técnica, no callarnos ante las injusticias, mantener y ampliar nuestro sentido crítico, abrazar las reivindicaciones y demandas del pueblo y movilizarnos por el bien común. Como exclaman el magisterio democrático y otros referentes: ¡Gobierne quien gobierne, los derechos se defienden!
A 10 años de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, la búsqueda de justicia sigue siendo una deuda pendiente en nuestro país. Como organización comprometida con la promoción de la ciencia al servicio del pueblo, queremos manifestar nuestra profunda indignación ante los hechos que envolvieron a estos jóvenes y la falta de respuestas claras, contundentes y transparentes.
La ciencia se basa en principios fundamentales, y uno de los más importantes es la búsqueda de la verdad. El proceso científico no avanza sin rigor, honestidad y decisiones basadas en evidencia. En este sentido, creemos que estos mismos principios deben guiar las investigaciones y procesos judiciales en torno al caso Ayotzinapa. La verdad no debe ser manipulada ni encubierta. Los hechos deben esclarecerse con transparencia, y las víctimas y sus familias tienen el derecho a conocer la verdad y a que con base en esta se haga justicia.
El sexenio de Andrés Manuel López Obrador concluye sin que se resuelva el caso Ayotzinapa. Le exigimos a él, a la presidenta electa Claudia Sheinbaum y a sus simpatizantes que paren de lucrar con el reclamo de justicia y cesen de inmediato de las acciones y declaraciones que buscan generar división entre las madres y padres de los 43. Exigimos también el reconocimiento inmediato de las investigaciones del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes y la labor de los abogados defensores de derechos humanos, contra los cuales el propio presidente ha lanzado una serie de calumnias contrarias a los principios que proclama la autodenominada “Cuarta Transformación”. Denunciamos que la política del gobierno de Morena pretende imponer una nueva “Verdad Histórica”, semejante a la del gobierno de Enrique Peña Nieto, en la que se exime de responsabilidades al ejército mexicano, al que López Obrador ha defendido y lavado la cara en toda ocasión y otorgado un creciente poder económico y control de la seguridad pública, proceso que continuará con el gobierno de Sheinbaum Pardo
El caso Ayotzinapa no solo es un recordatorio de las arbitrariedades y violencias sistemáticas que padecen los sectores más vulnerables de nuestra sociedad, sino que también nos convoca a reflexionar, organizarnos y movilizarnos para exigir verdad y justicia en todos los ámbitos de la vida pública.
Desde Ciencia para el Pueblo – México exigimos que se respeten los principios de transparencia, imparcialidad y justicia. La búsqueda de la verdad no solo es un aspecto central de la ciencia, sino también un pilar esencial para construir una sociedad más justa y equitativa, por lo que no podemos permitir que el silencio y la impunidad prevalezcan. Consecuentemente, nos sumamos al movimiento del campo popular que, gobierne quien gobierne, sigue luchando por defender y ampliar el cumplimiento de los derechos humanos más fundamentales.
Saludo al simposio 2024 de Science for the People (ES)
En Ciencia para el Pueblo – México nos alegra la realización de la QB3-Berkeley Bioscience Meeting, Algorithms, Detection, and the “One Health” Approach. Aunque a ningún miembro de nuestra organización nacional le ha sido posible asistir a Berkeley, no queríamos dejar pasar la oportunidad para hacer llegar nuestro deseo de que las actividades de este 16 agosto fortalezcan las redes de investigación, articulación militante, solidaridad y amistad con las que, dentro y fuera de la comunidad científica y más allá de las fronteras geográficas y disciplinarias, contribuyamos a un amplio movimiento de transformación radical del mundo.
Ante el ecocidio planetario capitalista, el caos geopolítico y el ascenso de movimientos de extrema derecha, es fundamental que pongamos nuestros conocimientos y herramientas al servicio de la movilización de la inteligencia colectiva del pueblo trabajador, del cual formamos parte. Contra todo negacionismo reaccionario y uso de la ciencia para justificar y promover la opresión, el despojo y la explotación de seres humanos y del resto de la naturaleza, tenemos que desarrollar enfoques creativos, basados en evidencia, para comprender y promover soluciones a la complejidad de la policrisis civilizatoria en su conjunto.
En esta celebración de los 10 años de la revitalización de Science for the People, ratificamos nuestra pertenencia internacionalista al mismo movimiento científico y político radical. Enarbolamos la misión de construir una herramienta organizativa para la lucha al lado de los oprimidos, de quienes con su labor físico e intelectual mueven al mundo, de los pueblos originarios, de quienes sufren agresiones imperialistas y ocupaciones coloniales, de quienes reciben los peores efectos de la devastación ambiental y quienes son excluidos o violentados estructuralmente.
¡Cambiar el mundo, transformar la vida y cuidar la naturaleza!
Fraternalmente, estudiantes, investigadores, profesionistas y activistas de Ciencia para el Pueblo – México.
Greetings to the 2024 Symposium of Science for the People (EN)
At Ciencia para el Pueblo – México we are delighted that the QB3-Berkeley Bioscience Meeting, Algorithms, Detection, and the “One Health” Approach, is taking place, and although no member of our national organization has been able to attend Berkeley, we did not want to miss the opportunity to express our wish that the activities of this August 16 will strengthen the networks of research, militant articulation, solidarity and friendship with which, inside and outside the scientific community and beyond geographical and disciplinary boundaries, we contribute to a broad movement for the radical transformation of the world.
In the face of capitalist planetary ecocide, geopolitical chaos and the rise of extreme right-wing movements, it is essential that we put our knowledge and tools at the service of mobilizing the collective intelligence of the working people, of which we are a part. Against all reactionary denialism and the use of science to justify and promote oppression, dispossession and exploitation of human beings and the rest of nature, we must develop creative, evidence-based approaches to understand and promote solutions to the complexity of the whole multi-civilizational crisis.
In celebrating the 10th anniversary of the revitalization of Science for the People, we ratify our internationalist membership in the same radical scientific and political movement. We uphold the mission of building an organizational tool for the struggle alongside the oppressed, those whose physical and intellectual labor moves the world, the native peoples, those who suffer imperialist aggressions and colonial occupations, those who receive the worst effects of environmental devastation and those who are excluded or structurally violated.
Changing the world, transforming life and caring for nature!
Fraternally, students, researchers, professionals and activists of Ciencia para el Pueblo – México.
Tras una pausa reflexiva y reorganizativa, nos alegra comunicar que, desde Ciencia para el Pueblo – México, retomamos la tarea de impulsar una iniciativa editorial independiente y autogestiva que contribuya al desarrollo, divulgación y promoción de ideas y propuestas que aporten a la construcción de una sociedad más justa y sustentable. Con ello, buscamos incentivar e invitar al acercamiento, organización y movilización unitarias y coordinadas para cambiar el mundo, transformar la vida y cuidar la naturaleza. Aspiramos a que esta publicación sea una instancia para la retroalimentación y el debate fraterno entre diversos sectores y movimientos anticapitalistas de la comunidad científica, pueblo trabajador y otros actores.
En ese sentido, se trata también de un llamado a quienes nos desempeñamos en las distintas áreas de las ciencias, ingenierías y la educación a involucrarnos en las luchas y procesos sociales, ya que desde cada una de tales trincheras se gestan y disputan proyectos civilizatorios. La profunda y multidimensional crisis civilizatoria actual exige ideas, caminos y praxis para forjar alternativas mediante una activa articulación entre diferentes sectores, actores, movimientos sociales y esfuerzos organizativos. Por ello, es crucial que aportemos a la reflexión para pensar, imaginar y, con diálogo y acción colectivas, construir y avanzar hacia otros mundos posibles.
La Revista Ciencia para el Pueblo – México es una contribución a la lucha internacionalista por una sociedad más justa y sustentable, considerando especialmente las particularidades de la realidad en México y Latinoamérica. Con base en lo anterior, en esta publicación buscamos:
– Involucrar a la comunidad científica y académica con los problemas y demandas del pueblo.
– Fomentar el pensamiento y actitud críticos respecto a la realidad en el mundo y sociedad actuales, y las aproximaciones y posturas científicas no convencionales ni hegemónicas, todo aquello especialmente en relación a las injusticias injusticias sociales y ecológicas.
– Incentivar la reflexión y el debate colectivos desde las diferentes posiciones de los diversos sectores y actores que conforman la sociedad.
– Difundir los problemas que afectan a estudiantes, trabajadores, mujeres, pueblos originarios, campesinas y campesinos, disidencias sexuales, entre otros sectores.
– Informar y concientizar sobre la asociación entre el sistema capitalista y los problemas sociales, económicos, ecológicos y culturales más trascendentales de la actualidad, y sobre la necesidad de producir un cambio profundo.
– Promover el diálogo entre el conocimiento científico y los saberes tradicionales, las artes y demás expresiones de las culturas humanas.
– Fomentar la co-construcción del conocimiento científico mediante aproximaciones, metodologías y prácticas colaborativas y participativas.
– Luchar contra la marginalización, opresión y explotación de las personas, tanto en la ciencia como en la sociedad, por cuestiones de género, orientación sexual, raza, cultura, edad, u otras formas de diferencia que conforman el espectro de la diversidad humana.
Acerca del primer número
En años recientes hemos vivido una compleja reorganización de las fuerzas políticas y sociales en Latinoamérica, expresada, por un lado, en el ascenso y estancamiento de gobiernos progresistas y el reposicionamiento de las derechas auspiciadas por el imperialismo. Por el otro, ha ocurrido la irrupción de estallidos sociales que devuelven la esperanza en un rumbo emancipatorio para la región, así como la emergencia de movimientos populares que, en la medida en que se articulan entre sí, tienen el potencial de impulsar transformaciones profundas más allá del capitalismo. Consideramos imperativo que la comunidad científica forme parte de estos procesos de organización y movilización popular.
En México, el hartazgo generalizado se expresó en la contundente victoria electoral en 2018 de un gobierno progresista tardío que, aunque no demoró en evidenciarse como balsa de salvación para toda clase de arribistas de derecha y continuador del neoliberalismo, cuenta con el respaldo de amplios sectores del pueblo trabajador. No obstante, aunque una parte de dichos sectores se encuentran desmovilizados, limitados al marco de las instituciones político-electorales existentes y a merced de las directrices caudillistas del presidente López Obrador, también existen referentes independientes y autoorganizados que, a pesar de ser acusados de “hacerle el juego a la derecha”, no desisten en la lucha por derechos sociales y en la defensa del territorio.
En la propia comunidad científica existe un sector que respalda al actual gobierno, haciendo eco de su narrativa dicotómica según la cual la lucha es entre la autoproclamada “Cuarta Transformación” y los “conservadores”, categoría con que denostan no solo a la derecha más rancia que busca preservar sus privilegios (y con la que se alínea otro sector importante de la comunidad científica), sino también a quienes resistimos a las políticas de despojo, explotación y muerte. Mientras el gobierno desetima y reprime al movimiento feminista y amplio de mujeres, el de las y los defensores del territorio, el de los sindicatos independientes y, en general, a cualquier iniciativa popular por los derechos y la emancipación, desde abajo y a la izquierda buscamos articular un tercer polo social que rompa esta dicotomía y sea capaz de disputar el país a la oligarquía. De manera análoga a como ocurre en otros países latinoamericanos, es fundamental que los movimientos sociales y el pueblo trabajador confiemos en nuestras propias fuerzas más allá del gobierno en turno, tejiendo fino y construyendo las alternativas civilizatorias que necesitamos para un mundo más justo y sustentable.
Así pues, consideramos que una tarea central para los movimientos sociales y el pueblo trabajador hoy es afianzar su autonomía e independencia política con respecto a la burguesía y sus gobiernos, aún si son “progresistas”, para impulsar cambios profundos en las relaciones entre seres humanos y con el ambiente. En ese sentido, y buscando promover el involucramiento de la comunidad científica, técnica y docente en este proceso, es que el primer número de la revista Ciencia para el Pueblo – México estará dedicado a la necesidad de autonomíaeindependencia política por parte de los movimientos sociales y del pueblo trabajador, abarcando desde el panorama de conjunto nacional e internacional hasta luchas locales o específicas, como la feminista, la de defensa del territorio, la de derechos humanos, por derechos laborales, entre otras, en las que están involucradas e involucrados trabajadores de la ciencia y la educación como pueblo en general. Buscamos hacer eco de todos los proyectos, debates, iniciativas, propuestas, pugnas y demandas de los sectores y movimientos que podemos confluir para construir otro mundo posible.
Lineamientos
Son bienvenidas todas las colaboraciones escritas en las siguientes secciones y con las siguientes extensiones con fuente Arial en tamaño 11:
Artículos, de 2500 a 6500 palabras.
Entrevistas, de 1500 a 3000 palabras.
Notas de actualidad, con un máximo 1500 palabras.
Reseñas de libros, documentales, películas, conferencias o eventos, con un máximo de 800 palabras
Los materiales pueden ir acompañados de fotos e ilustraciones, preferentemente de no más de 2 MB. En caso de haber referencias bibliográficas, éstas deben estar en estilo Vancouver (véase: https://biblioguias.uam.es/citar/estilo_vancouver). La extensión de cada uno de los tipos de texto incluye la bibliografía y las descripciones de figuras, tablas e imágenes; se revisarán los casos que excedan los límites establecidos. Se recibirán las colaboraciones estén dedicadas o no al tema principal del número en cuestión, siempre y cuando suscriban los objetivos de la revista.
También son bienvenidas las colaboraciones en forma de ilustraciones, carteles o fotografías, preferentemente de no más de 2 MB.
La autoría puede ser individual y/o colectiva (firmando con nombres de personas y/o de organizaciones, grupos de trabajo, etc.).
Cualquier observación y corrección será consultada directamente con quienes suscriban la autoría, incluyendo la posibilidad de que las colaboraciones sean publicadas en la página web de Ciencia para el Pueblo – México.
Para la aclaración de dudas y para el envío de las colaboraciones, escribir a cienciaparaelpueblomx@gmail.com, desde donde mantendremos comunicación lo más puntual posible. Se recibirán colaboraciones hasta el 30 de abril del año en curso.
Desde Ciencia para el Pueblo – México nos sumamos a las expresiones que, desde los más diversos rincones del planeta, se solidarizan con los pueblos que luchan y resisten en contra de la injusticia.
En primer lugar, manifestamos nuestro apoyo al pueblo colombiano que, a partir de las protestas en contra de la Reforma Tributaria propuesta por el presidente Iván Duque, lleva más de dos semanas enfrentando una brutal represión. El saldo de la violencia estatal es de decenas de civiles muertos y heridos, así como de mujeres violadas, además de otras formas de ultraje cometidas para amedrentar a la población. Sin embargo, lejos de ser aplacada por la brutalidad de policías, militares y paramilitares, la oposición generalizada que ya logró echar atrás la antipopular Reforma ha escalado a un amplio movimiento que da cauce al repudio en contra de la violencia estatal, de la política contra los pueblos originarios, del feminicidio, de la reforma al sistema de salud, del uso del agrotóxico glifosato, entre muchas otras políticas neoliberales, formas de autoritarismo y violencias estructurales que inciden sobre la vida de la población colombiana.
Hemos sido parte de actos de solidaridad que, en diversas partes de México, han hecho eco de la difícil situación en Colombia, contribuyendo a presionar al gobierno de Duque para atajar su ofensiva antisocial. Especial mención merecen las convocatorias organizadas por hermanas y hermanos colombianos residentes en México, muchas y muchos de ellos estudiantes de posgrado con quienes convivimos en distintos centros de investigación, que se han lanzado a protestar para romper el abominable cerco mediático impuesto en su nación para encubrir las violaciones a los derechos humanos y acallar a las voces disidentes. Así mismo, destacamos la protesta convocada el 7 de mayo por la Nueva Central de Trabajadores frente a la embajada de Colombia en la Ciudad de México, en la cual se puso de manifiesto la importancia del apoyo decidido por parte de las expresiones proletarias organizadas.
Así mismo, externamos nuestro apoyo al pueblo palestino en contra de los ataque del gobierno de Israel y las turbas de colonos judíos de extrema derecha que en estos momentos desatan una violencia asimétrica en contra de varias poblaciones, como parte de la limpieza étnica llevada a cabo en la región desde hace décadas. El 10 de mayo, luego del ataque del 7 de mayo al final del Ramadán contra la gente en el recinto de Al-Aqsa, las fuerzas armadas de Israel han llevado a cabo bombaredos en la franja de Gaza, mismos que han dejado cientos de muertos y heridos (muchos de ellos niños). Esto ha marchado a la par de la violencia policial, por la cual hay también decenas de palestinos encarcelados, en tanto continúan los ataques de represalia con cohetes en contra objetivos israelíes.
Condenamos el genocidio llevado a cabo por el Estado de Israel en contra del pueblo palestino, la nauseabunda apología del mismo por parte del gobierno de Estados Unidos (principal patrocinador de la imposición imperialista del sionismo) a cargo de Joseph Biden y la pasividad cómplice por parte de los gobiernos de otros países y de la propia Organización de las Naciones Unidas. Es imperativo suspender todo apoyo internacional al Estado de Israel y a su política de apartheid, ya que no habrá ninguna “solución justa” a menos que se reconozcan y respeten plenamente los derechos democráticos y nacionales de las y los palestinos.
¡Alto a la brutalidad estatal en Colombia! ¡Por un cambio de régimen a favor de las y los trabajadores de ese país!
¡Alto al genocidio imperialista y colonialista! ¡Por el derecho a la autodeterminación y al retorno del pueblo palestino!
La profunda y multidimensional crisis civilizatoria actual exige proyectos, caminos y praxis para construir alternativas mediante una activa articulación entre diferentes sectores, actores y movimientos sociales y esfuerzos organizativos. Así, quienes nos desempeñamos en las distintas áreas de las ciencias, ingenierías y la educación, debemos involucrarnos en las luchas y procesos sociales ya que desde cada una de tales trincheras se gestan y disputan proyectos civilizatorios. Por ello, es crucial que contribuyamos a la reflexión para pensar e imaginar, y con diálogo y acción colectivas, construir y avanzar hacia otros mundos posibles. La academia debe involucrarse y actuar junto a los demás sectores y actores de la sociedad.
En este marco, surge la revista Ciencia para el Pueblo – México, una iniciativa editorial independiente y autogestiva lanzada a partir del trabajo de la sección mexicana de la organización internacional Ciencia para el Pueblo (Science for the People). La publicación de esta revista es una aportación a la lucha internacionalista por una sociedad más justa y sustentable, situándonos y considerando especialmente las particularidades de la realidad en México y Latinoamérica.
El objetivo general de la revista Ciencia para el Pueblo – México es contribuir al desarrollo, divulgación y promoción de ideas y propuestas que aporten a la construcción de una sociedad más justa y sustentable. Más aún, buscamos incentivar e invitar al acercamiento, organización y movilización unitarias y coordinadas para cambiar el mundo, transformar la vida y cuidar la naturaleza en el sentido antes expresado. Así, esta publicación es una instancia para la retroalimentación y el debate fraterno entre diversos sectores y movimientos anticapitalistas de la comunidad científica, pueblo trabajador y otros actores.
En la Revista Ciencia para el Pueblo – México buscamos:
– Involucrar a la comunidad científica y académica con los problemas y demandas del pueblo.
– Fomentar el pensamiento y actitud críticos respecto a la realidad en el mundo y sociedad actuales, y las aproximaciones y posturas científicas no convencionales ni hegemónicas, todo aquello especialmente en relación a las injusticias e insustentabilidad.
– Incentivar la reflexión y el debate colectivos desde las diferentes posiciones de los diversos sectores y actores que conforman la sociedad.
– Difundir los problemas que afectan a estudiantes, trabajadores, mujeres, pueblos originarios, campesinas y campesinos, minorías sexuales, entre otros sectores.
– Informar y concientizar respecto a que muchos de los más trascendentales problemas del mundo actual, tanto sociales como económicos, ecológicos, culturales y otros, están asociados al sistema capitalista, por lo que es necesario un cambio profundo a ese respecto.
– Promover el diálogo entre el conocimiento científico y los saberes tradicionales, las artes y demás expresiones de las culturas humanas.
– Fomentar la co-construcción del conocimiento científico mediante aproximaciones, metodologías y prácticas colaborativas y participativas.
– Luchar contra la marginalización, opresión y explotación de las personas, tanto en la ciencia como en la sociedad, ya sea por cuestiones de género, orientación sexual, raza, cultura, edad, u otras formas de diferencia que conforman el abanico la diversidad humana.
Acerca del primer número
En años recientes hemos vivido una compleja reorganización de las fuerzas políticas y sociales en Latinoamérica, expresada en el ascenso y estancamiento de gobiernos progresistas, el reposicionamiento de las derechas auspiciadas por el imperialismo y la emergencia de movimientos populares que, en la medida que afiancen su independencia y se articulen entre sí, tienen el potencial de formar polos sociales que impulsen transformaciones profundas más allá del capitalismo, siendo imperativo que la comunidad científica forme parte de este proceso. En México, el hartazgo generalizado se expresó en la contundente victoria electoral en 2018 de un gobierno progresista tardío que, aunque no demoró en evidenciarse como “balsa de salvación” para toda clase de arribistas de derecha y continuador del neoliberalismo, cuenta con el respaldo de amplios sectores de masas. Dichos sectores del pueblo trabajador del campo y la ciudad se encuentran en gran medida desmovilizados, limitados al marco de las instituciones político-electorales existentes y a menudo sin mayor perspectiva de iniciativa propia más allá de las directrices caudillistas del presidente.
Para el gobierno actual (y para un sector de la comunidad científica que le respalda), en el espectro político solo existen “liberales” (ellos mismos) y “conservadores”, siendo esta última la categoría con que denostan no solo a la derecha más rancia que busca preservar sus privilegios (y a la que pertenece otro sector importante de la comunidad científica), sino también a quienes, desde abajo y a la izquierda (con la que nos identificamos un tercer sector de la comunidad científica), resistimos a las políticas de despojo y muerte. Así, con una burda dicotomía del México del siglo XIX (siendo que aún en esa época existían ya fuerzas políticas a la izquierda de los liberales, incluidas las primeras expresiones socialistas), el gobierno caricaturiza y desestima las justas demandas del movimiento feminista y amplio de mujeres, de las y los defensores del territorio, de los sindicatos por su autonomía y, en general, de cualquier iniciativa popular por los derechos y la emancipación. De manera análoga a como ocurre en otros países latinoamericanos, es imperativo que los movimientos sociales y el pueblo trabajador confiemos en nuestras propias fuerzas más allá del gobierno en turno, tejiendo fino y construyendo desde abajo las alternativas civilizatorias que necesitamos para construir un mundo más justo y sustentable.
Así pues, una tarea central para los movimientos sociales y el pueblo trabajador hoy es afianzar su autonomía e independencia política con respecto a la burguesía y sus gobiernos, rompiendo con la dicotomía de estar “a favor” o “ en contra” de los gobiernos progresistas, con la perspectiva de articular un polo social alternativo en que sumen e intersectando los sectores que hoy se mantienen en lucha. En ese sentido, y buscando promover el involucramiento de la comunidad científica, técnica y docente en este proceso, es que el primer número de la revista Ciencia para el Pueblo – México estará dedicado a la necesidad de autonomíaeindependencia política de los movimientos sociales y del pueblo trabajador, abarcando desde el panorama de conjunto nacional e internacional hasta luchas locales o específicas, como la feminista, la de defensa del territorio o la de los derechos laborales, tanto de trabajadores de la ciencia y la educación como en general.
Lineamientos
Son bienvenidas todas las colaboraciones escritas en las siguientes secciones y con las siguientes extensiones con fuente Arial en tamaño 11:
Artículos, de 2500 a 6500 palabras.
Entrevistas, de 1500 a 3000 palabras.
Notas de actualidad, con un máximo 1500 palabras.
Reseñas de libros, documentales, películas, conferencias o eventos, con un máximo de 800 palabras
Los materiales pueden ir acompañados de fotos e ilustraciones, preferentemente de no más de 2 MB. En caso de haber referencias bibliográficas, éstas deben estar en estilo Vancouver (véase: https://biblioguias.uam.es/citar/estilo_vancouver). La extensión de cada uno de los tipos de texto incluye la bibliografía y las descripciones de figuras, tablas e imágenes; se revisarán los casos que excedan los límites establecidos. Se recibirán las colaboraciones estén dedicadas o no al tema principal del número en cuestión, siempre y cuando suscriban los objetivos de la revista.
También son bienvenidas las colaboraciones en forma de ilustraciones, carteles o fotografías, preferentemente de no más de 2 MB.
La autoría puede ser individual y/o colectiva (firmando con nombres de personas y/o de organizaciones, grupos de trabajo, etc.).
Cualquier observación y corrección será consultada directamente con quienes suscriban la autoría, incluyendo la posibilidad de que las colaboraciones sean publicadas en la página web de Ciencia para el Pueblo – México.
Para la aclaración de dudas y para el envío de las colaboraciones, escribir a cienciaparaelpueblomx@gmail.com, desde donde mantendremos comunicación lo más puntual posible. Se recibirán colaboraciones hasta el 20 de agosto.
Traducción al español: Ciencia para el Pueblo – México
En 1971 y 1972 se publicaron dos de los libros más importantes del siglo XX, los cuales han marcado una enorme diferencia en la academia y el activismo. En 1971 Eduardo Galeano, un periodista y escritor uruguayo, publicó “Venas abiertas de América Latina: cinco siglos de el saqueo de un continente”, el cual se ha vendido en más de un millón de copias y ha sido traducido a más de una docena de idiomas. El siguiente año se publicó el libro “Cómo Europa subdesarrolló a África” de Walter Rodney, el cual adoptó un enfoque similar, analizando la historia de la esclavitud y colonialismo en África. Al igual que Galeano, examinó cómo un continente fue rechazado – «subdesarrollado» – por la ocupación y el control económico europeo. En este texto, Brian M. Napoletano, Héctor Ignacio Martínez Alvarez y Pedro S. Urquijo analizan nuevamente las Venas abiertas de América Latina de Galeano y próximamente se examinará el contexto y el contenido de la obra maestra de Rodney de 1972.
Brian M. Napoletano, Héctor Ignacio Martínez Alvarez and Pedro S. Urquijo
Al leer las Venas abiertas de América Latina, uno no puede sino apreciar el estilo casi poético de Eduardo Galeano (expresado acertadamente en la traducción al inglés de Cedric Belfrage) y su genuina pasión por narrar lo que podría llamarse una tragedia optimista: la tragedia es el sufrimiento que ha padecido América Latina; el optimismo está en el reconocimiento de que éste no es el destino natural o inevitable de la región, sino que se le ha impuesto a través de su sometimiento al sistema capitalista y, por lo tanto, es capaz de cambiar, aunque no sin un esfuerzo concertado y riesgos considerables. Para comprender lo que subyace a la pasión de Galeano, es útil consultar una breve nota que aparece al comienzo de las ediciones posteriores en español:
Escribí Las venas para difundir ideas ajenas y experiencias propias que puedan, de manera auténtica, ayudarnos un poco a aclarar preguntas que nos han perseguido eternamente: ¿Es América Latina una región del mundo destinada a sufrir humillaciones y pobreza? ¿Destinado por quién? ¿Es culpa de Dios? ¿Es culpa de la naturaleza? ¿No es su miseria un producto de la historia que, al ser hecha por humanos, puede por lo tanto ser deshecha por los humanos?
Este libro fue escrito con la intención de transmitir ciertos hechos que la historia oficial, la historia contada por los vencedores, esconde o tergiversa. Soy consciente de que podría considerarse un sacrilegio que este libro de texto trate la economía política al estilo de una historia de amor o una novela pirata.
No veo vanidad en mi alegría de descubrir que con el paso del tiempo, Las venas no ha sido un libro mudo.
En el último capítulo, donde se profundiza en el contenido de esta nota, Galeano pasó a explicar que:
Venas abiertas busca retratar el pasado como algo que siempre es convocado por el presente, un recuerdo vivo de nuestro día. Es una búsqueda de claves en la historia que ayuden a explicar nuestro tiempo, un tiempo que también hace historia, sobre la base de que la primera condición para cambiar la realidad es comprenderla.
Juntos, estos dos extractos expresan sucintamente la tesis principal de Galeano, la poderosa narrativa en la que la presenta y su intención final y, aunque señala que “Las Venas no ha sido un libro silencioso”, posiblemente subestima cuán profundo ha sido su impacto. En muchos sentidos, Venas abiertas puede verse como un manifiesto de un período intenso de lucha social y revolucionaria en la historia de América Latina, marcado por un lado por la Revolución Cubana y por el otro por el golpe de Estado de Pinochet el 11 de septiembre de 1973 en Chile, lo que marcó el inicio de otra ola de terror renovado e intervención imperial en la región. Escribiendo en un momento en que la elección entre más miseria y revolución estaba llegando a un punto crítico en muchos lugares, Galeano trató de hacer que el pasado de América Latina fuera comprensible para su gente de una manera que los ayudara a reconocer su lugar en el sistema capitalista global y alentara la tradición de rebelión, insurrección y revolución de la región para construir un nuevo futuro.
Pese a los intentos de ahogar esta lucha en sangre, cincuenta años después la esperanza de tal futuro se vuelve a ver en las luchas de toda la región, desde las luchas de los trabajadores de las maquiladoras del norte de México contra el “despotismo de las empresas” por continuar sacrificando trabajadores a COVID-19, hasta los manifestantes que inundaron las calles de las ciudades de Chile antes del referéndum del 25 de octubre de 2020 para reemplazar la constitución instalada bajo Pinochet. Es a través de las “ideas de otros” que Galeano buscó difundir, con dependencia teórica, la tesis del colonialismo interno y las ideas de liberación nacional, especialmente en las formas propuestas por André Gunder Frank, José Carlos Mariátegui y otros en América Latina y el Monthly Review school, que incluyen a Samir Amin, Paul Baran y Paul Sweezy. Además de difundir estas ideas por toda América Latina, Galeano ayudó a llevar ideas y conceptos latinoamericanos al resto del mundo.
En Venas abiertas, Galeano comienza la historia de la dependencia de América Latina con la Conquista. Relata cómo a través de una combinación de ventajas tecnológicas (especialmente en los medios de violencia y destrucción), estrategias de invasión, un arsenal de patógenos mortales portados por los europeos y una sed de sangre sin igual, los conquistadores destruyeron las civilizaciones existentes de América y se apoderaron de las riquezas de América Latina y África para emprender su propio desarrollo. En términos más simples, Europa (y más tarde América del Norte) no se desarrolló (y aún no continúa desarrollándose) más rápido que América Latina, sino a expensas de ésta. En términos de Galeano, «el subdesarrollo latinoamericano no es una etapa en el camino hacia el desarrollo, sino la contraparte del desarrollo de otros lugares». [1]
América Latina fue arrastrada por la fuerza a la esfera del capitalismo global, pero el marco colonial que se le impuso, muy diferente al de las 13 colonias del norte, impidió el desarrollo de una industria significativa dentro de la región y dividió la agricultura entre vastas e ineficientes haciendas conocidas como latifundios. América Latina sirvió, y sigue sirviendo, en una posición subordinada como fuente de materias primas y mercado de productos manufacturados. El relato de Galeano comienza con las formas en que los recursos de América Latina fueron saqueados a través del colonialismo directo, y luego cambia lentamente el enfoque hacia los mecanismos contemporáneos que logran el mismo tipo de saqueo pero en una forma diferente.
Con la Conquista, se estableció una estructura colonial al servicio de la aristocracia española y portuguesa, generando un saqueo de oro y plata en América Latina, que se desperdició en importaciones de lujo (arruinando así sus propias industrias) e, irónicamente, en intentos de defender su orden feudal decrépito contra los mismos capitalistas industriales de Europa que financiaban con los metales latinoamericanos. Los suelos fértiles de América Latina también fueron expropiados y convertidos en latifundios (y en menor medida minifundios), para abastecer a Europa y luego a Estados Unidos de materias primas como el algodón, azúcar, caucho y otros productos básicos, al tiempo que éstos abastecían a la mayoría de los habitantes de la región con hambre y pobreza. De acuerdo con Galeano, las 13 colonias originales de América del Norte, por el contrario, tenían el beneficio de no ser importantes para Europa, en el sentido de que inicialmente no produjeron nada que sus propios suelos no pudieran cultivar, o que no pudieran obtener por un menor precio de América Latina. En cuanto al subsuelo, Galeano también describe cómo fue, y sigue siendo, saqueado para proporcionar a Europa y EE. UU. minerales clave (y guano, una fuente principal de fertilizante antes del desarrollo de nitratos sintéticos después de la Primera Guerra Mundial) como como el estaño, cobre e hierro utilizados en la manufactura y, por supuesto, el importantísimo petróleo del que depende el capitalismo de combustibles fósiles.
Cuando las naciones latinoamericanas finalmente comenzaron a obtener la independencia nominal (política) a mediados del siglo XIX, varias naciones europeas y América del Norte ya habían desarrollado gran parte de sus industrias a expensas de América Latina y África, lo que permitió que las primeras se abastecieran con productos básicos, socavando gran parte de la poca industria nacional que se había logrado arraigar, bajo la doctrina del «libre» comercio, que con frecuencia estaba respaldada por la violencia imperial. Las nuevas burguesías nacionales y las industrias extranjeras mantuvieron arreglos socioeconómicos, como los latifundios, heredados del dominio colonial directo y reprimieron voluntariamente la industria nacional. Esto impidió que la región destinara sus recursos al desarrollo industrial interno y cualquier grado significativo de liberación. A lo largo de su libro, Galeano enfatiza repetidamente la complicidad de las burguesías nacionales, o lo que Gunder Frank llamó la lumpen burguesía de América Latina, cuyo interés es mantener la posición subordinada de América Latina.
Bajo el imperialismo estadounidense después de la Segunda Guerra Mundial, la represión del desarrollo industrial en América Latina pareció terminar y la propia industria estadounidense comenzó a invertir en la región. Sin embargo, Galeano argumenta que esto fue en gran medida otra mutación más en los mecanismos de dependencia, ya que esencialmente colocó la industrialización en manos de capitales estadounidenses y extranjeros. Esto parece aún más evidente en el siglo XXI, cuando dicha industrialización se ha convertido en cadenas globales de productos básicos que permiten que el capital financiero monopolista aproveche la abundante oferta de mano de obra barata de América Latina mientras extrae excedentes masivos (ver Cadenas de valor, 2019, de Intan Suwandi e Imperialismo en el siglo XXI, 2016, de John Smith, ambos publicados por Monthly Review Press de Nueva York). En la cumbre de esto, se encuentra la penetración de capital financiero a través de la proliferación de bancos (principalmente estadounidenses) e instituciones financieras similares en toda la región, y el sangrado a largo plazo de las economías nacionales a través de deudas onerosas, lo que ha consolidado aún más el control del capital extranjero sobre la región.
Igualmente importante para esta narrativa es la contra narrativa del relato de Galeano. Es decir, la tradición de resistencia, rebelión y revolución antes mencionada, así como la búsqueda constante de otras formas de organización social. Aunque a menudo se enfrenta a una violencia abrumadora (casi siempre con la ayuda del imperio), América Latina sigue siendo un terreno fértil para el crecimiento y la propagación de tales esfuerzos y movimientos.
Cincuenta años después, la narrativa histórica de Galeano continúa hablando al presente, incluso cuando el neoliberalismo que recién estaba emergiendo ha devastado la región. Por un lado, los legados coloniales de minas vaciadas, bosques arrasados, suelos devastados y pueblos aterrorizados aún abundan y se multiplican en América Latina, así como persiste el principio básico del desarrollo desigual. De hecho, cuando un órgano prominente del imperio declara que las vidas en el Sur deben ser sacrificadas a la COVID-19 para proteger las cadenas de productos que alimentan a los capitalistas del Norte, los contornos básicos del imperialismo y el colonialismo que describió Galeano parecen difíciles de negar. [ 2] Por otro lado, la lucha y la resistencia también continúan en toda la región, incluso frente al neofascismo, donde encontramos como ejemplo las luchas de los campesinos desposeídos, los movimientos indígenas por la autonomía y la autodeterminación que exigen cambios políticos y económicos de gran alcance, así como la reciente explosión de demandas de dignidad e igualdad por parte de las mujeres.
[1] Eduardo Galeano, Open Veins of Latin America, Traducido por Cedric Belfrage (Serpent’s Tail, 2009), pp. 368−369. [2] Hacemos referencia a la pieza del 10 de Abril del 2020 piece en Foreign Policy por Ahmed Mushfiq Mobarak y Zachary Barnett-Howell, titulada “‘Poor countries need to think twice about social distancing”. En particular, Donald Trump, el presidente de los Estados Unidos, Boris Johnson, el primer ministro británico, Jair Bolsonaro, el presidente brasileño y muchos otros miembros de la burguesía imperial y subimperial del mundo, en su disposición a asesinar a sus trabajadoras del hogar y a las que cruzan las fronteras, en general han confirmado la opinión de Galeano, observaciones sobre el colonialismo interno.